Para otros usos de este término, véase El
Barco.
Partes importantes de un barco:
1.- Chimenea
2.- Popa
3.- Hélice
4.- Obra viva
5.- Ancla
6.- Bulbo de proa
7.- Proa
8.- Cubierta
9.- Superestructura
Un barco es cualquier construcción cóncava y
fusiforme, de madera, metal, fibra de vidrio u otro material, incluso de
hormigón, como el SS Faith, que por su forma es capaz de flotar en el agua y
que se utiliza para navegar como medio de transporte. Es, por consiguiente, un
término genérico con el que se puede referir tanto a una ligera canoa como a un
portaaviones.
También se puede considerar como barco a todo
cuerpo flotante de forma simétrica respecto de un plano longitudinal vertical,
llamado plano de crujía, provisto de medios de propulsión y gobierno, que reúne
las siguientes condiciones:
Flotabilidad
Solidez o resistencia
Estanqueidad
Capacidad de carga
Estabilidad
Gobernabilidad
Movilidad
Historia[editar]
Un drakkar vikingo.
Réplica de la nao Santa María de Colón.
El Gloire, primer buque acorazado.
Fragata acorazada Numancia.
Barco de vela en Puerto Ayora en la isla de
Isla Santa Cruz (Galápagos) en las islas Galápagos.
Acorazado británico HMS Dreadnought.
Correíllo La Palma, buque de vapor del año
1912, conservado en Santa Cruz de Tenerife.
Portacontenedores.
Submarino nuclear.
NS Savannah, primera nave mercante a
propulsión nuclear.
Una de las pocas fotografías de los dos barcos
hermanos (el Titanic es el de la derecha).
El hombre ha utilizado las barcas desde hace
miles de años. Se tienen registro de hace más de 10 000 años en que el hombre
utilizaba un tronco debidamente tallado como medio de transporte en el agua.
El mar siempre ha causado fascinación en el
ser humano desde el comienzo de los tiempos. En la costa sur central del Perú
en la provincia de Pisco, en el distrito de Paracas hacia el 10 000 a. C.; los
primeros hombres se volvieron sedentarios a causa del abundante alimento
existente en sus playas. Aún el progreso hacia la agricultura y la ganadería
estaba en marcha en sus similares de la Cordillera de los Andes. Como en este
caso, en muchos otros litorales se dieron las condiciones para que los hombres
en viviendas precarias se volvieran sedentarios, debido a la abundancia de
recursos que el mar depositaba en sus playas.
Primero la recolección de mariscos y moluscos,
luego la pesca y finalmente se aventuró a adentrarse en ese mar que
generosamente le proveía de alimento. La tecnología fue progresando y el hombre
construyó elementos para flotar en el agua; probablemente usó troncos de
árboles u otros materiales abundantes en su entorno que tenían flotabilidad.
Para impulsarse y no quedar a la deriva, echó mano del remo hasta que descubrió
que la fuerza eólica podía impulsarlo con menor esfuerzo y mayor efectividad;
luego, descubrió la manera de llevar la embarcación hacia donde quería e
inventó el timón. Es a partir de aquí cuando, el hombre a través del tiempo fue
introduciendo mejoras a sus naves, dándoles cada vez mejor impulsión y
gobierno, hasta llegar a las modernas naves que surcan hoy día los océanos del
mundo.
Pero a la par del gobierno y la deriva, el
hombre fue encontrándole nuevos usos a las naves que ya tenía a la mano; las
usó para recreación, pesca, medio de transporte y para la guerra y fue
especializando el invento, con nuevas técnicas, mayores velocidades, mejor
maniobrabilidad, y claro, con armamento cada vez más mortífero. La embarcación
que hoy conocemos como buque o barco, descubrió nuevas tierras. Durante muchos
siglos fue el único medio de comunicación entre los continentes e hizo famosos
a muchos personajes en tiempo de paz y de guerra.
El empleo de los remos condicionó la vida a
bordo hasta el siglo XVII; uno de los peores castigos que podía recibir una
persona era ser condenado a servir en una galera, «para que la vida le sea un
suplicio y la muerte un alivio», como sentenció un juez romano en el siglo
XVI.[cita requerida]
No todos los marineros que estaban en los
remos eran condenados. También había hombres libres que se embarcaban por
necesidad; eran llamados «de buena gana». Su única diferencia con los
condenados consistía en que podían llevar bigote y cabello, que los condenados
no tenían, pues eran rasurados y pelados al rape. Además, durante el día, los
hombres libres que no estaban remando podían pasear y hablar libremente, pero
al caer la noche eran encadenados igual que los condenados.[cita requerida]
La disciplina era muy estricta para todos, la
comida escasa y mala. El aspecto higiénico resulta inconcebible y difícil de
imaginar. Los hombres de mar, oficiales y marineros, no se lavaban, ya que
todos solo llevaban la ropa que tenían puesta, sin embargo los galeotes estaban
obligados a mantenerse limpios, debían a primera hora del día asomarse por
sobre la borda, de acuerdo a lo que les permitía el largo de la cadena, para
despiojarse y limpiar los harapos que llevaban. Debían hacer sus necesidades en
su lugar pues nunca eran liberados de su cadena. Los marineros que los
vigilaban, cada cierto tiempo les arrojaban un balde de agua para que las
inmundicias corrieran hasta la sentina.
Edad de la vela[editar]
Las carracas eran navíos grandes y robustos,
redondos, de alto bordo, de velas, especializados en el transporte de grandes
cargas en travesías largas, aptos para el comercio entre Flandes y el
Mediterráneo, y posteriormente para atravesar el Atlántico. Hubo carracas desde
el siglo XII hasta el siglo XVI. Fueron los mayores buques de su época.
Provenían de modificar la coca nórdica.
Más pequeña que la carraca, pero de excelentes
condiciones marineras fue la carabela, embarcación a vela, ligera, alta y larga
hasta 30 m, estrecha que contaba con tres mástiles sobre una sola cubierta y un
castillo elevado en la proa y otro en la popa. Llevaba velas cuadras en los
palos trinquete y mayor, y aparejo latino en el mesana. Gracias a estas
características pudo afrontar con éxito los viajes a través del océano.
Navegaba a diez kilómetros por hora, y fue utilizada por españoles y
portugueses en los viajes de exploración durante el siglo XV. La carabela copió
de la escuela mediterránea el casco, el uso de varios mástiles y la vela
triangular, mal llamada latina porque proviene del mundo árabe. De la escuela
del mar del Norte y Báltico, de los vikingos y de las ciudades Hanseáticas,
tomó el ejemplo de la “coca” y de esta última dos elementos: el timón de
codaste y la vela cuadra en el palo mayor. El timón de codaste, gruesa pieza de
madera colocada en la popa le permitía a la nave mantener una dirección o
rumbo.
El galeón fue una embarcación a vela utilizada
desde mediados del siglo XV. Consistía en un bajel grande, de alto bordo que se
movía por la acción del viento. Fue una derivación de la carraca pero combinada
con la velocidad de la carabela. Los galeones eran barcos de gran tamaño y
poseían gran capacidad de fuego.
En el siglo XVI, después que Juan Sebastián
Elcano efectuara la primera circunnavegación a la Tierra, el comercio marítimo
transatlántico aumentó considerablemente, lo que incentivó la investigación y
la creación de nuevos tipos de naves, más apropiadas para largas travesías y
para soportar los rigores de la mar en forma continuada. Así fue como apareció
el bergantín y, en el ámbito comercial, la urca y los ya nombrados galeones.
Más adelante aparecieron, en la marina
militar, la fragata, nave que tenía dos puentes y la corbeta con solo uno. En
la marina comercial apareció el bergantín-goleta y la goleta. Los barcos más
grandes de madera fueron los navíos o navíos de línea, como el HMS Victory o el
Santísima Trinidad. El último tipo importante de nave a vela fue el clíper que
apareció en 1840 construido en los Estados Unidos de América, destinado
inicialmente al tráfico entre Norteamérica y Europa y que luego se extendió a
Oceanía y Asia. Era de casco de madera, fino y ligero. Alcanzaba gran velocidad
en sus travesías compitiendo con las naves a vapor que ya estaban apareciendo.
También en el siglo XIX apareció el buque de
pesca de mayor tonelaje, el ballenero. De gran calado y espacio en cubierta
para poder faenar a las ballenas y cachalotes que cazaban.
Vida a bordo de un navío[editar]
Como los viajes se hicieron más largos, las
epidemias de escorbuto y de tifus siguieron siendo comunes. Durante toda la
Edad Moderna los barcos distaban mucho de ser cruceros de lujo. Muy al
contrario, el reducidísimo espacio en el que se desarrollaba la vida implicaba
unas incomodidades y un sufrimiento extremo, incluso en las travesías más
tranquilas. La vida en cubierta era muy dura, a veces el frío hacía acto de
presencia y en otras el sol del trópico los abrasaba. Además, de eso la higiene
a bordo era necesariamente muy deficiente, con olores nauseabundos. Si además
había mar gruesa, los malos olores se multiplicaban exponencialmente por los
vómitos de unos y de otros. La gran mayoría de marineros eran reclutados
mediante “levas forzosas” para garantizar la mano de obra necesaria.
La vida a bordo comenzó a cambiar gracias a
las observaciones de James Cook, oficial de la marina británica, que comprendió
la importancia de la higiene a bordo tras comprobar que en sus buques, de cada
diez marineros muertos, solo uno había sido en acto del servicio y nueve habían
muerto por escorbuto, desnutrición y enfermedades infecciosas. Empezó a
repartir limón contra el escorbuto, mejoró la dieta y luchó porque las
tripulaciones tuvieran cámaras más espaciosas, aireadas y cómodas.
Edad del vapor[editar]
Artículo principal: Barco de vapor
En el siglo XIX la construcción naval comenzó
a utilizar el hierro para el casco y el vapor para la propulsión, lo que
constituyó una revolución en el ámbito marítimo.
El Clermont, pequeña nave de madera construida
en los Estados Unidos por Robert Fulton, fue el primer barco propulsado por
ruedas movidas mediante maquinaria a vapor. Prestó servicios efectivos a la navegación,
remontando el río Hudson en 1807. Desde esa fecha los buques a vapor se
multiplicaron. A las naves se les colocaron mástiles y velas además de ruedas
en sus costados para darles más velocidad en sus travesías oceánicas.
En 1819 el Savannah, velero norteamericano con
propulsión auxiliar de ruedas fue el primera buque a vapor en atravesar el
Atlántico desde New York a Liverpool. En 1821 se construyó en Inglaterra el
primer buque a vapor con casco de hierro el Aaron Manby que en 1822 efectuó su
primera navegación desde Londres a El Havre. Luego, en 1845, Isambard Brunel
construyó el paquebote SS Great Britain, primer transatlántico con casco de
hierro y hélice, dando inicio a la verdadera era de la construcción naval de
hierro. A partir de entonces el progreso en la construcción naval no se ha
detenido.
Durante la guerra de Crimea, en 1855, se
probaron con éxito unas baterías flotantes acorazadas y en 1858 el ingeniero
naval Dupuy de Lome construyó el primer buque acorazado, La Gloire, nave de madera, blindada. Poseía
motor de vapor y aparejo de fragata.
En 1859 se construyó el primer acorazado, el
británico HMS Warrior y en 1866 la española fragata blindada Plantilla:Fragata
blindada, , fue la primera nave acorazada en dar la vuelta al mundo, al mando
del almirante Casto Méndez Núñez.
En la década de 1860 desaparecieron los buques
a vapor y vela, esto porque ya la maquinaria de propulsión se había
perfeccionado suficientemente. En el siglo XX aparecieron los motores de
combustión interna y a fines de ese mismo siglo la propulsión nuclear.
La marina mercante es factor fundamental en el
desarrollo de los países. La actividad naviera generó una importante actividad
económica que se refleja en sus puertos y en la economía.
La marina mercante, en los últimos tiempos, se
ha desarrollado a la par que la marina de guerra. Desde 1873 se estableció una
gran competencia por la velocidad de las naves con el propósito de acortar sus
tiempos de navegación. Partiendo con 14,4 nudos en 1873, 23,36 nudos en 1900.
Fue tanto la búsqueda de la velocidad que se estableció un trofeo para los
campeones de velocidad en el mar, un gallardete azul que ganaron naves como el
Mauritania en 1908 con 26 nudos y el Queen Mary en 1936 al conseguir 30,63
nudos.
Los grandes cruceros[editar]
Artículo principal: Barco de pasajeros
El RMS Lusitania, junto con su gemelo el RMS
Mauritania, no solo destacaron por su velocidad, sino por las comodidades a
bordo, llegando a ser sus salones interiores tan lujosos como cualquier
instalación de renombre en tierra. Pertenecientes a la naviera Cunard, bien
podría decirse que iniciaron la edad de oro de los grandes transatlánticos, al
incitar a las demás empresas navieras a la competencia por lograr la supremacía
en cuanto a lujo, tamaño y velocidad de sus respectivos barcos.
La empresa de la competencia, la White Star
Line, decidió hacer frente a la fama de estos dos buques construyendo tres
grandes barcos de pasajeros que superarían a los de la Cunard: el Olympic, el
Titanic y el Britannic. La repercusión del siniestro del Titanic supuso una
mejora radical en materia de seguridad, diseño y construcción naval que se ha
mantenido hasta el presente.
De casi 270 metros de largo y 11 pisos de
alto, estos grandes buques sentaron también un precedente en cuanto a tamaño y
decoración de los interiores se refiere. Tras el hundimiento del Titanic en
1912, la competencia se intensificó, y otros grandes barcos fueron construidos.
El Imperator superaba al Titanic por casi 8000 toneladas, y era prácticamente
igual de lujoso. Los buques hermanos del Titanic, el Olympic y el Britannic
continuaron prestando servicios incluso durante la Primera Guerra Mundial. El
Britannic nunca operó como barco de pasajeros, fue requisado por el
Almirantazgo británico y usado como barco hospital durante el conflicto,
hundiéndose en 1916 tras colisionar con una mina.
El hundimiento del Wilhelm Gustloff, un buque
alemán más pequeño que el Titanic pero con capacidad para el doble de pasajeros,
fue la mayor catástrofe marítima, causando la muerte de más de 9000 personas.
Se produjo por un torpedo lanzado por el submarino soviético de la Operación
Aníbal.
Los buques de pasajeros se han transformado en
verdaderos hoteles flotantes, de muchos pisos con camarotes, comedores e
instalaciones de lujo. Algunos tienen cancha de tenis en cubierta, piscinas,
salas de estar y de juego, teatro, cine, capilla y tiendas.
Los mayores barcos de pasajeros de tiempos
modernos superan las 100 000 toneladas de peso, y disponen de 14 o 15, y en
algunos casos más, pisos de alojamientos y áreas comunes.
Barcos como el RMS Queen Mary (2), de la
Cunard Line, el Freedom of the Seas, de
la Royal Caribbean, o el Carnival Dream, son ejemplos de los grandes avances de
la ingeniería y la arquitectura naval de tiempos modernos.
Entre las instalaciones y amenidades a bordo
de cualquiera de estos grandes buques, se pueden encontrar boulevares internos
de varios pisos de altura, y en algunos casos tan extensos como un campo de
fútbol o aún mayores, con habitaciones con balcones que dan a estas espaciosas
áreas interiores, grandes atrios internos con ascensores de cristal, gimnasios
de varios niveles, teatros de 2, 3, 4 o incluso más pisos de altura, lujosos y
amplios comedores de varios niveles, salones de conferencias, bibliotecas con
miles de volúmenes e incluso salas de proyección holográfica y planetarios.
Buques de guerra[editar]
Artículo principal: Buque de guerra
Tripulación de un barco.
Inicialmente los buques de guerra fueron los
que más progresaron comparados con las naves mercantes, que se dividían en de
pasajeros y de carga. A fines del siglo XIX aparecieron los submarinos y
después de la Primera Guerra Mundial los portaaviones sustituyeron a los
acorazados, pero hacia finales del siglo XX los buques mercantes comenzaron a
especializarse de acuerdo al tipo de carga a transportar: carga seca,
graneleros, carga general, petroleros, frigoríficos y la gran revolución de los
contenedores y la aparición de los buque porta contenedores. También apareció
la propulsión nuclear en las naves mercantes, el Savannah fue el primero de
este tipo.
Al comenzar el siglo XX aparecieron los
primeros acorazados, tenían 15 000 t de desplazamiento y cañones de 305 mm
montados en torres dobles. También llevan tubos lanzatorpedos.
En 1906, el acorazado británico Dreadnought
era el buque más poderoso del mundo, tenía cinco torres dobles de cañones de
305 mm y 24 cañones de 76 mm, su desplazamiento era de 17 000 t y consumía
petróleo.
Después de la Primera Guerra Mundial había
acorazados de hasta 72 000 t de desplazamiento a plena carga. Estos fueron los
protagonistas de la Segunda Guerra Mundial de 1939-1945.
Vida a bordo en tiempos modernos[editar]
La vida a bordo cambió enormemente con el
advenimiento del vapor. Las naves tuvieron “jardines” dentro de la nave.
“Jardines” se llamaban las tablas con una abertura al centro que se colocaban
sobre la borda que servían para que toda la tripulación, desde el almirante
hasta el último grumete, evacuaran el vientre directamente al mar a la vista de
quien deseara observarlo.
Toda la tripulación tiene cámaras
confortables, entretenimientos y en general todo tipo juegos. La comida es
variada, bien preparada y abundante, las remuneraciones son de las mejores en
el mercado laboral, pero cada vez es más difícil conseguir marinos para los
buques mercantes. El alejamiento de sus hogares durante mucho tiempo es un
inconveniente muy difícil de superar.
Tripulantes para los buques de guerra no es
tan difícil de obtener como lo es para las naves mercantes. Los marinos de
guerra más que en la remuneración piensan que están sirviendo a la Patria y que
forman parte de una institución importante lo que compensa con creces sus
sacrificios y los alejamientos de sus hogares, además de que la lejanía no es
tan prolongada como la que se produce en las naves mercantes.
Edad nuclear[editar]
Estados Unidos en 1958 inició la construcción
del USS Enterprise, primer portaaviones nuclear de la Armada de los Estados
Unidos que además, entre los años 1961 y 1972, fue el buque de guerra más
grande del mundo. Tiene 342,3 m de eslora, 78,4 m de manga y 11,9 m de calado.
Su desplazamiento a plena carga era de 93 500 t, podía transportar 85 aviones y
su velocidad máxima era sobre los 30 nudos con 8 reactores nucleares y 4
hélices. Poseía misiles antiaéreos teledirigidos.
En julio de 1959 fue botado al agua el
Savannah perteneciente a la marina mercante estadounidense, siendo el primer
buque mercante que empleó la energía nuclear.
A comienzos del siglo XXI la Armada de los
Estados Unidos se alza como la más grande Armada nunca antes vista, la cual
posee 9 portaaviones nucleares de la clase Nimitz sobrepasando varios de ellos
las 100 000 t de desplazamiento.
Un tipo especial de buque: el
submarino[editar]
USS Louisiana (SSBN-743)
Artículo principal: Submarino
El submarino es un tipo especial de buque que
tiene la capacidad de navegar bajo el agua.
Estados Unidos fue el país que construyó el
primer submarino. En 1741 David Bushnell ideó una nave submarina, que estuvo
operativa en 1776. Era totalmente de madera y con la forma de dos conchas
unidas por su borde plano, era tripulada por solo un hombre y movida mediante
pedales o mediante los brazos dando vuelta unas manillas que movían una hélice.
Denominada La tortuga, esta pequeña embarcación fue empleada en la guerra de la
independencia americana contra una fragata inglesa que se encontraba anclada en
el puerto de Nueva York. La nave llevaba un torpedo que no pudo afirmar a la
quilla de la fragata, aunque llegó a situarse bajo ésta.
Un barco policía en Venecia.
En 1800, Robert Fulton, trabajando para el
gobierno de Francia construyó el Nautilus, que fue probado inicialmente en el
río Sena y luego en el mar. Tenía forma de pez y era tripulado por tres
hombres. Nunca pudo ser empleado en acciones bélicas. El mismo Fulton destruyó
el Nautilus en 1803.
En 1850, Wilhelm Bauer construyó en Alemania
el Brandtaucher, cuya hélice era movida a mano. El casco era de hierro.
En 1888, el español Isaac Peral construyó el
Peral, de 22 m de largo, propulsado por un motor eléctrico accionado por
acumuladores inventados por el mismo Peral. Este submarino resultó ser el mejor
construido hasta esa fecha por nación alguna.
Durante la Primera Guerra Mundial el submarino
era propulsado por motores a combustión en superficie y por baterías eléctricas
sumergido, siendo necesario su frecuente subida a la superficie para poder
recargar las baterías. A fines del siglo XX son propulsados por energía
nuclear, lo que les permite permanecer bajo el agua un tiempo limitado solo por
el aspecto logístico.
A finales del siglo XX aparecieron los
submarinos de flota con misiles balísticos. Son submarinos a propulsión nuclear
que están equipados con misiles estratégicos de largo alcance. Son los
submarinos más grandes de las armadas. Como ejemplo diremos que el USS Lousiana
(SSBN 743) de la Armada de los Estados Unidos tiene una eslora de 171 m, manga
de 12,8 m y calado de 11,1 m con un desplazamiento sumergido de 18 750 t. Da
una velocidad sobre los 20 nudos con un reactor nuclear y lo tripulan alrededor
de 150 hombres.
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